lunes, 11 de noviembre de 2013

Opinión

La conciencia programada

El domingo ha sido tradicionalmente -o así nos lo hizo creer Hollywood, no estoy seguro-, el momento ideal para la lectura pausada de la prensa; la misa de las 12; la comida en compañía de la familia; el paseo por el parque, y un sinfín de lo que, para muchos, serían banalidades, cosas de poca importancia, poco dignas de un señor domingo.
Porqué íbamos a preocuparnos planeando el día- y andando de camino al parque- cuando tenemos una amiga en casa que nos hace el trabajo. Y sin rechistar.
Sí, es la tele.
Ahora los dominicales perecen colgados en la puerta de los kioscos, el cura se ha quedado solo. Ahora la gente tiene nuevos profetas, más modernos. Cristiano es quien manda, o Belén Esteban, o casi cualquiera capaz de ser deificado por la prensa sin morir en el intento. Esto no ha sido cosa de un día, llevan tiempo preparándonos el domingo, pero es ahora cuando somos una tontocracia suficientemente cualificada para disfrutar de ello.
Ayer, sin ir más lejos, conseguimos, gracias a nuestra indudable preparación, olvidarnos de los muertos de Filipinas, de la puta crisis, y hasta del día en que vivimos. Bueno, quizás en lo último me equivoque, era día de futbol.
¿Para qué molestar a esas pobres personas con noticias hirientes y malos augurios?, pensarían algunos. Para qué, pudiendo programar nuestra conciencia con un poco de fútbol, unas motos, y algo de carnaza política intrascendente.
Esa conciencia ayer nos hizo felices lejos de la realidad.

Miguel Ángel Gómez Laguna

No hay comentarios:

Publicar un comentario