Tercer sector es
sinónimo de sector no lucrativo. Se han documentado infinidad de términos
equivalentes como Entidades No Lucrativas, Organizaciones No Gubernamentales,
Organizaciones Humanitarias, u Organizaciones de Solidaridad, entre otros.
En definitiva, para que
una institución pueda definirse como perteneciente al Tercer Sector, según la definición
de la Universidad "Johns Hopkins" de Baltimore, debería poseer los
cinco rasgos siguientes:
- Debe tener una estructura interna,
estabilidad de objetivos formales y con una distinción entre socios y no
socios. Este criterio excluye de este ámbito de estudio las manifestaciones
informales de solidaridad, colaboración ayuda mutua.
- Ser privada, es decir, debe estar
separada institucionalmente de las administraciones públicas por lo que no
puede formar parte del sector público ni ha de estar controlada por éste. Esto
no significa que la organización en cuestión no pueda recibir apoyo público ni
que no pueda haber funcionarios públicos en sus órganos de gobierno.
- Ausencia de ánimo de lucro. Las
organizaciones del Tercer Sector no deben repartir beneficios entre los
propietarios, administraciones o directivos. Su finalidad principal es obtener
beneficios pero estos deben ser reinvertidos en función de la misión
corporativa de la organización.
- Capacidad de autocontrol
institucional, es decir, estas organizaciones han de tener sus propios
mecanismos de autogobierno y han de gozar de un significativo grado de
autonomía.
- Participación voluntaria: la
participación ha de depender de la libre voluntad de los mismos y no de
imposiciones externas. Por otra parte, hay también un significativo grado de
participación de voluntarios, esto es, personas que aportan tiempo no
remunerado.
Para contrastar, si
tomamos como base la definición de Cabra de Luna y la adaptamos al contexto
migratorio podría definirse el tercer sector migrante (TSM) como:
“El constituido por
aquellas organizaciones privadas de carácter voluntario y sin ánimo de lucro
que surgidas de la libre iniciativa y regidas de forma autónoma buscan
responsablemente, mediante el desarrollo de diversas actividades de interés
general conseguir un incremento de los niveles de calidad de vida de la
población inmigrante, así como una incidencia en los niveles de convivencia
intercultural por medio de procesos que logren avances sociales solidarios y
sostenidos de las poblaciones autóctonas y alóctonas , en cooperación con otras
instancias públicas o privadas que operan en el mismo contexto
espacio-temporal”.
Según el Consejo
Estatal para el Plan Estratégico del Tercer Sector, éste se define del
siguiente modo:
“El tercer sector de
acción social es el ámbito formado por entidades privadas de carácter
voluntario y sin ánimo de lucro, que surgidas de la libre iniciativa ciudadana
funcionan de forma autónoma y tratan, por medio de acciones de interés general,
de impulsar el reconocimiento y el ejercicio de los derechos sociales, de
lograr la cohesión y la inclusión social en todas sus dimensiones y de evitar
que determinados colectivos sociales queden excluidos de unos niveles
suficientes de bienestar.”
Ahora bien, en nuestro
país, debido a diversos condicionantes, tanto geográficos; económicos; o
políticos, el Tercer Sector relacionado con el colectivo inmigrante cobra
especial importancia. No sólo en el ámbito habitual de actuación de este tipo
de instituciones, sino llegando mucho más allá.
En el caso de nuestro
país, la especialización de las entidades que intervienen con población
inmigrante, su mayor eficiencia, su menor coste en comparación con el de sus
equivalentes en el ámbito de “lo público” y la insuficiencia de recursos
públicos adecuados para llevar a cabo las actuaciones precisas ha motivado que
las entidades del Tercer Sector Migratorio, TSM, sean percibidas por el
gobierno o los gobiernos como colaboradoras en su política migratoria. Se
erigen así en agentes principales para desarrollar actuaciones destinadas a los
inmigrantes, bien a través de la delegación de funciones, bien a través de
subvenciones.
Este hecho, aunque
supone para muchas de las entidades una garantía de financiación y por ende de
estabilidad, puede representar una amenaza para su libertad de actuación y para
sus principios, así como poner en riesgo la posibilidad de alcanzar los
objetivos para los que fue constituida. Es por ello que muchas de estas
entidades están diversificando sus ámbitos de actuación y sus fuentes de
financiación, apoyándose más en la financiación privada o particular. Por
ejemplo, en la Fundación Vicente Ferrer,
una de las más y mejor establecidas, la cuota de financiación privada supera el
90%.
Pero las entidades del
TSM no sólo intervienen en el plano de la implementación de las políticas
migratorias. También lo hacen en el espacio de gestación de las mismas
intentando influir en los gobiernos y grupos de poder a través de su
intervención en la vida pública.
De esta manera, los
inmigrantes acaban siendo, aunque sea de modo indirecto, o muy indirecto,
protagonistas de las decisiones que se les aplican.
También existe la
visión pesimista o negativa, que niega esa influencia en las políticas
estatales, y aprecia la colaboración gobierno- Tercer Sector Migratorio como
una forma de control y una manipulación de la opinión.
Dentro de las entidades
del TSM, revisten especial interés las asociaciones de inmigrantes y las
asociaciones “pro” inmigrantes, en las que focalizaremos nuestra atención:
Entidades “de”
inmigrantes
Se comprende bajo este
epígrafe a todas aquellas entidades voluntarias constituidas y gestionadas
mayoritariamente por personas inmigradas de un determinado colectivo que
realizan actividades dirigidas al mismo, a otros colectivos de inmigrantes y
también a la población española. Hay en torno a 500 entidades, la mayoría de
ellas concentradas en torno a las ciudades con más población inmigrante. Su
llegada e implantación coincide, evidentemente, con la llegada de grandes
colectivos nacionales a los que representan. Por ejemplo, ATIME; de marroquíes,
VOMADE; dominicanos; ARIPERÜ, peruanos; Águila Blanca, de polacos; Rumiñahui,
de ecuatorianos; Acobe, de bolivianos; o Balkan, para los inmigrados de nacionalidad
búlgara.
Suelen tener
dificultades de financiación, por carecer de sistema fiable de cuotas, y por
optar más a subvenciones locales o de Cajas de Ahorro y Obras Sociales que de
los mismos gobiernos.
Entidades
pro-inmigrantes
Se entienden por tales
las constituidas a iniciativa de personas pertenecientes a la “sociedad
receptora” sin perjuicio de que puedan integrarse en su estructura, en sus
cuadros directivos y personal, personas inmigrantes. Hay modalidades de
entidades pro-inmigrantes según su orientación:
• Entidades cuya misión
específica y propia es la intervención con población inmigrante y/o refugiada y
el trabajo de gestión de la diversidad cultural. Caso de CEAR (Comisión
española de Ayuda al Refugiado), ACOGE (Red
Acoge y Andalucía Acoge), ACCEM (Asociación Comisión Católica de Migración) o
CEPAIM (Consorcio de entidades Para la Acción Integral con inmigrantes) entre
otras.
• Asociaciones
“generalistas” que abordan la intervención social con inmigrantes como una
actividad más dentro de una intervención más amplia que agrupa otros ámbitos y
otros colectivos. Sería el caso de Cruz Roja o Cáritas Española (ambas
denominadas “entidades singulares”) pero también el de MPDL (Movimiento por la
Paz, el desarme y la Libertad), La Federación de Mujeres Progresistas o
Asociación Pro-Derechos Humanos de Andalucía entre otras.
Característico de las entidades “pro
inmigrantes” es que, al igual que sucede con las “de inmigrantes” su evolución
en número y la mayor complejidad en las estructuras de algunas de ellas ha
estado determinada por los siguientes factores:
a) La sucesión de los
flujos migratorios y el aumento del número de inmigrantes llegados a España.
b) El último gran
proceso de descentralización administrativa acontecido en nuestro país desde
comienzos de los años 2000.
c) La diversidad
normativa existente.
d) la diversidad de
fuentes financiadoras de proyectos de atención a la población inmigrante.
La
inmigración en Sevilla
Centro de Acogida
Temporal para Inmigrantes
El CATI, es un centro
de acogida y alojamiento para los refugiados. Los refugiados son un colectivo
dentro de los inmigrantes que huyen de su país por problemas políticos,
conflictos bélicos, etc. Además de servir de lugar de acogida, este centro se
encarga de reintegrarlos en la sociedad, dotándolos de unos conocimientos que
le puedan servir a los refugiados para conseguir trabajo en nuestro país.
El centro no posee
ninguna bolsa de trabajo, solo da las habilidades necesarias para conseguirlo.
Se encuentra abierto desde el año 1994, forma parte de una red de cuatro
centros en toda España. Dos de ellos en Madrid, otro en Valencia y el de
Sevilla. Están coordinados entre sí por una oficina central y poseen una
capacidad total de unos 500 alojamientos, el de la provincia de Sevilla puede
albergar hasta un total de 120 refugiados. Posee un comedor propio, sala de
español, salas de uso común, administración,… En estos momentos el número es de
107, pero cambia diariamente. A lo largo del mes se producen una media de 20
entradas y 20 salidas.
El tiempo medio de
estancia de un inmigrante es de unos
seis meses (posible prorrogación hasta 1 año), en los que se consigue
integrarlos en los distintos hábitos sociales. La situación por la que pasa
este colectivo es un fiel reflejo de la situación por la que pasa el propio
país. La falta de recursos no permite ayudarlos todo lo necesario. La única
financiación al ser un centro público depende de una partida de los
Presupuestos Generales del Estado, no pueden realizar una autofinanciación fuera
de estos gastos. Los medios de comunicación en la actualidad no son neutros,
cada medio ofrece una imagen de este colectivo. En muchos casos puede dañar
esta imagen que den al grueso de inmigrantes que se encuentra en nuestro país.
Al centro asisten muy pocos medios de comunicación, y desde allí se da una
imagen objetiva que evite malos entendidos con los refugiados.
Tras el paso por el
centro pueden ocurrir varias cosas con estas personas. Se da el caso que muchos
de ellos ponen en práctica los conocimientos adquiridos allí y consiguen
encontrar trabajo, y seguir con su vida normalmente. También puede ocurrir que
a las personas que se le deniegue su estancia en el país deba ser deportado a
sus lugares de origen. Otro sector se queda en España de manera irregular a
pesar de no encontrarse de manera legal en el territorio español. Por último,
también están los refugiados que van a otros países europeos en busca de
trabajo.
Al ser un centro de
pequeñas dimensiones se conoce la situación de la mayoría de los alojados, y como nos cuenta Cristian como
norma general se mudan a barrios de la ciudad donde consiguen una perfecta
integración y un acomodo para estas familias.
Cruz Roja Sevilla
Los proyectos de Cruz
Roja se hacen a nivel nacional, pero cada provincia tiene unos cometidos
dependiendo de su situación geográfica. En el tema de costas las principales
provincias son Málaga y Granada. Cruz Roja en Sevilla fomenta la integración
social de las personas inmigrantes. Desde que se inicio este proyecto hasta la
actualidad ha sufrido muchos cambios, ya que este tipo de trabajos son muy
fluctuantes. Desde los años 80 se encuentra la sección inmigración en Cruz Roja
Sevilla. Desde esta organización ven a los inmigrantes como un colectivo que se
encuentra en situación especial de vulnerabilidad.
La situación de los
inmigrantes en nuestra ciudad es muy similar a la de cualquier ciudadano
español, son afectados por la crisis y la falta de empleo también los incumbe.
A pesar de ello tienen diferentes aspectos que la diferencian a nivel
administrativo. Un español con su DNI no se ve limitado a nada, sin embargo, un
extranjero se debe mirar en qué situación se encuentra en nuestro país (en
situación de irregularidad, con un visado para trabajo, con un visado únicamente
de turista,…). En el caso de Andalucía, las coberturas básicas se encuentran
cubiertas para todos. Estas incluyen la sanidad y la educación (enseñanza
obligatoria). Pero otros tipos de servicios de carácter primario no son
cubiertos en contraposición a los nacionales.
El 80% de los
inmigrantes que llegan a nuestro país vienen por aire, a través de los vuelos
que comunican a España con toda la geografía mundial. Vienen con visados de
turista, que le permite estar en España tres meses. Según la ley de extranjería,
una persona que lleve en España un total de tres años de forma irregular debe
presentar una documentación para legalizar su situación. La Cruz Roja tiene un
servicio jurídico que asesora a los inmigrantes, pero se posicionan
neutralmente y ante la de denegación de los papeles a un inmigrante no puede
hacer nada. Solo guiarlos para presentar los diferentes recursos. También
cuenta con especialistas para traducir documentos que necesiten los afectados
para regular su situación.
El grueso de inmigrantes
que están censados en Sevilla, vienen principalmente de Marruecos, Bolivia y
China. Cruz Roja en Melilla ofrece una ayuda sanitaria a los inmigrantes que
saltan la valla o vienen en pateras en situaciones infrahumanas. Ayudan al
colectivo desde un punto de vista humanitario. Además de la correspondiente
ayuda jurídica de la que hemos hablado con anterioridad.
El
rescate a una embarcación
La inmigración en
España se hace notar en la década de los “90”, y supone una gran importancia
demográfica y económica. Después de décadas siendo unos de los principales
países emisores de emigrantes da un giro de 180º, al que administraciones y
sociedad deben adaptarse. Todos hemos escuchado día tras día en los medios de
comunicación noticias acerca de embarcaciones de inmigrantes africanos que
llegan a nuestras costas, pero lo que
para los españoles es un simple fenómeno para los protagonistas de la historia
es mucho más. Europa, y en este caso España, encarna los sueños y esperanzas de
muchos africanos que finalmente deciden cruzar la orilla en busca de trabajo,
justicia, buenas condiciones de vida, paz… Cruz Roja, Guardia Civil, y
Salvamento Marítimo, son algunos de los cuerpos encargados del rescate, trámite
y ayuda de estas personas cuando intentan cruzar el Estrecho de Gibraltar. Los
habitantes de las localidades receptoras de los llamados cayucos viven este
fenómeno de una manera especial, al sentir de cerca la tristeza y la desgracia
de sus “vecinos de enfrente”.
Detrás del proceso frío
que podemos ver por televisión hay todo un trabajo bien estructurado y marcado
por las fuerzas de seguridad del estado entorno a todos los sucesos
relacionados con la inmigración. Franc Arques, guardia civil de profesión, nos
contaba cómo, y en qué consistía su trabajo. Las embarcaciones de inmigrantes
suelen ser localizadas por el SIVE (Servicio Integral de Vigilancia del
Estrecho), el cual se encarga de efectuar la distribución de las diferentes
patrullas tanto de tierra, marítimas y aéreas, así como, avisar a Cruz Roja y
Salvamar al objeto de asistir a los mismos. Dentro del cuerpo de la Guardia
Civil, existen un equipo llamado EDATI
(Equipo de Atención al Inmigrante), cuya misión fundamental es la de informar y
asesorar a éstos. En el caso de localización de Inmigrantes irregulares, es
decir, aquellos que no tienen autorización para permanecer en el país, se
procede a la interceptación de los mismos y posterior entrega a los equipos de
Extranjería del Cuerpo Nacional de Policía, que son los encargados de proceder
a la apertura de expedientes de expulsión de los mismos. Nos detallaba Arques,
que sobre la posibilidad de los Inmigrantes de quedarse en España, es la
Policía Nacional la encargada de ese
tipo de trámites. Suelen sucederse en el Estrecho de Gibraltar unas 20 o 30
activaciones al mes, pueden coincidir más de una activación en un mismo día. La
llegada de embarcaciones a las costas tarifeñas, en la actualidad, es superior
cuando mejora el tiempo, siendo lo más utilizado actualmente las llamadas
"Toys" (las típicas barcas de plástico con las que los niños juegan
en la playa), en las que suelen venir de entre 4 a 7 personas a remo, incluso a
veces se coloca uno de los tripulantes a modo de motor, utilizando aletas para propulsar la embarcación.
El perfil del inmigrante que llega a nuestras
costas suele ser un varón de 20 a 30
años, de origen magrebí o subsahariano. Lo normal hasta hace unos años era la llegada de pateras de entre 20 a 30
personas, aunque actualmente, se está produciendo a través embarcaciones
hinchables de plástico con no menos de 4 o 5 personas. Actualmente, no existe
una avalancha demasiado grande de inmigrantes, pues, hasta hace pocos años, los
inmigrantes solían venir en zodiacs de unos 8 metros de largo por dos metros de
ancho, en las que podían viajar hasta 80 o 90 personas. Franc Arques pertenece
a la Policía Judicial de la Guardia Civil, y señala que en el caso de
encontrar inmigrantes fallecidos, se
procede a efectuar un protocolo de actuación consistente en la toma de muestras
genéticas, dactilares y fotográficas y realización de gestiones tendentes a la
identificación de los mismos, así como la correspondiente autopsia por
servicios forenses, para poder conocer la causa concreta de la muerte. Por lo
general, se localizan todas las embarcaciones, ya que son los mismos
inmigrantes los que avisan de su situación notificando por teléfono móvil al
112 las coordenadas que indican estos modernos teléfonos. No obstante, muchas
de estas son localizadas por el citado sistema