martes, 5 de noviembre de 2013

Opinión


Golpeando pilares


¿Cómo sería el panorama del estado español de haber salido vendedor cualquier otro partido con ideas totalmente diferentes en las últimas elecciones generales? Esta pregunta seguramente haya rondado la mente de todos y cada uno de los ciudadanos españoles de clase media-baja durante los últimos años. 
Lógicamente, es una pregunta sin respuesta, es sólo un pensamiento recurrente pero inútil de las miles de personas necesitadas que en nuestro país comienzan día a día una vida nueva porque no saben si su situación podrá mantenerse hasta el siguiente amanecer.

Nadie sabe cómo serían las cosas, pero soñar sigue siendo gratis por ahora y cuando llega la hora de hacerlo, la España imaginada dista mucho de la actual.

Inexplicablemente, en esta realidad en la que vivimos no paran de recibir golpes los pilares que deberán coger las riendas del país en un futuro no muy lejano. No cesan las acometidas para debilitar las vidas académicas de estudiantes provenientes de familias humildes que no cuentan con suficientes ingresos como para hacer frente a un muro que cada vez se hace más alto. Como si de una prueba de obstáculos se tratase, los que pudieron continuar sus estudios tras las escandalosas subidas de las tasas universitarias tuvieron que hacer frente a las exageradas limitaciones de becas generales y sólo los pocos afortunados que pasan esta prueba tendrán acceso a partir de ahora a la obtención de una beca Erasmus. Suena trágico.

Poco a poco se va clarificando el nuevo concepto empresarial de Universidad Pública, aunque denominarla pública cada día se antoja más complicado. En estos momentos el proceso sólo está a medio camino, un camino que nos llevará a una educación privada dado que sólo los estudiantes con unos recursos económicos notables podrán acceder a ella como el que puede acceder a un coche de alta gama.

Es la realidad, este es el mundo real que tan alejado anda del que florece en las mentes de los españoles. Un mundo en el que los esfuerzos económicos no deberían recaer sobre los que más peso llevan ya en sus espaldas. Hay muchas maneras de ahorrar dinero, muchos sueldos fortificados donde meter las tijeras y con esto dejar de golpear y debilitar de una manera o de otra los pilares de un país que ya bastante se tambalea. 

Ezequiel Segovia Díaz

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