martes, 10 de diciembre de 2013

Inmigración y Tercer Sector

Una definición rápida de inmigrante sería, persona que inmigra, aquella que llega a otro país para establecerse en él.


 Los migrantes son personas que abandonan su país de origen de forma voluntaria y van a otro país en busca de trabajo y oportunidad de desarrollo. La migración es uno de los más grandes y complejos temas de la actualidad.


Es evidente que en España existe uno o  varios problemas sociales entono a la población inmigrante. Constituyen un colectivo vulnerable al  ser víctima de los mecanismos de exclusión social que suponen la ausencia de participación en los intercambios, prácticas y derechos sociales que componen la integración. Factores como la pobreza, el desempleo de larga duración, la precariedad en el empleo, las dificultades de inserción laboral, la vivienda, el acceso a la salud y la educación, etcétera,  inciden negativamente en su ausencia, al proceso de integración social del colectivo.

La palabra integración es objetivo de programas y proyectos sociales. Las personas vamos formando nuestra identidad, nos vamos respondiendo a la pregunta quién soy yo, tomando como referencia los grupos con los que nos identificamos, de los que nos sentimos parte. Inmigrar supone un cambio de entorno, y por tanto de los grupos de referencia, en algunos casos radicales. Se produce, por tanto, una situación de debilitamiento de la identidad. Se hace necesario reordenar los parámetros según los cuales se definen. 

Analicemos este proceso de reordenación o aculturación, en el sentido de cambio de mi cultura.

La marginación se produce cuando no se mantienen lazos con los grupos de pertenencia y tampoco con los nuevos grupos del país receptor. Parece difícil que alguien decida por voluntad propia estar marginado, lo cual aparentemente cuestiona la idea de que este tipo de respuesta sea consecuencia de una actitud de adaptación al nuevo medio. Pero si pensamos en un sujeto que, por diferentes circunstancias, ha perdido los lazos de unión con sus familiares y grupos de pertenencia originarios y se encuentra en un nuevo medio que a su vez le rechaza, entonces sí cabe pensar en este tipo de respuesta que le permite sobrevivir, apartándose de todos, marginándose.
Exclusión social tiene múltiples facetas, desde el ámbito laboral para introducirse en a la vivienda, pasando por la educación, salud, acceso a servicios…  Pero el punto clave de la exclusión es la no participación en el conjunto de la sociedad y tiene como consecuencia directa la inclusión en la categoría de no ciudadanos. Los inmigrantes constituyen uno de los grupos con mayor riesgo de padecerla”. Además de los aspectos simbólicos sobre la construcción social del inmigrante, a la que contribuyen el discurso político y los medios de comunicación, existen factores institucionales y factores materiales que influyen decisivamente en la exclusión de esta parte de la población. El término “ilegal” supone una pérdida de categoría moral de estos sujetos frente a la población española.  Hasta que en 1985 se aprobó la Ley de Extranjería, nadie consideraba la inmigración un problema, no existía una demanda de legislación al respecto dentro del contexto español.

Tercer sector es sinónimo de sector no lucrativo. Se han documentado infinidad de términos equivalentes como Entidades No Lucrativas, Organizaciones No Gubernamentales, Organizaciones Humanitarias, u Organizaciones de Solidaridad, entre otros.
En definitiva, para que una institución pueda definirse como perteneciente al Tercer Sector, según la definición de la Universidad "Johns Hopkins" de Baltimore, debería poseer los cinco rasgos siguientes:
-           Debe tener una estructura interna, estabilidad de objetivos formales y con una distinción entre socios y no socios. Este criterio excluye de este ámbito de estudio las manifestaciones informales de solidaridad, colaboración ayuda mutua.
-           Ser privada, es decir, debe estar separada institucionalmente de las administraciones públicas por lo que no puede formar parte del sector público ni ha de estar controlada por éste. Esto no significa que la organización en cuestión no pueda recibir apoyo público ni que no pueda haber funcionarios públicos en sus órganos de gobierno.
-           Ausencia de ánimo de lucro. Las organizaciones del Tercer Sector no deben repartir beneficios entre los propietarios, administraciones o directivos. Su finalidad principal es obtener beneficios pero estos deben ser reinvertidos en función de la misión corporativa de la organización.
-           Capacidad de autocontrol institucional, es decir, estas organizaciones han de tener sus propios mecanismos de autogobierno y han de gozar de un significativo grado de autonomía.
-           Participación voluntaria: la participación ha de depender de la libre voluntad de los mismos y no de imposiciones externas. Por otra parte, hay también un significativo grado de participación de voluntarios, esto es, personas que aportan tiempo no remunerado.

Para contrastar, si tomamos como base la definición de Cabra de Luna y la adaptamos al contexto migratorio podría definirse el tercer sector migrante (TSM) como:
“El constituido por aquellas organizaciones privadas de carácter voluntario y sin ánimo de lucro que surgidas de la libre iniciativa y regidas de forma autónoma buscan responsablemente, mediante el desarrollo de diversas actividades de interés general conseguir un incremento de los niveles de calidad de vida de la población inmigrante, así como una incidencia en los niveles de convivencia intercultural por medio de procesos que logren avances sociales solidarios y sostenidos de las poblaciones autóctonas y alóctonas , en cooperación con otras instancias públicas o privadas que operan en el mismo contexto espacio-temporal”.
Según el Consejo Estatal para el Plan Estratégico del Tercer Sector, éste se define del siguiente modo:
“El tercer sector de acción social es el ámbito formado por entidades privadas de carácter voluntario y sin ánimo de lucro, que surgidas de la libre iniciativa ciudadana funcionan de forma autónoma y tratan, por medio de acciones de interés general, de impulsar el reconocimiento y el ejercicio de los derechos sociales, de lograr la cohesión y la inclusión social en todas sus dimensiones y de evitar que determinados colectivos sociales queden excluidos de unos niveles suficientes de bienestar.” 

Ahora bien, en nuestro país, debido a diversos condicionantes, tanto geográficos; económicos; o políticos, el Tercer Sector relacionado con el colectivo inmigrante cobra especial importancia. No sólo en el ámbito habitual de actuación de este tipo de instituciones, sino llegando mucho más allá.

En el caso de nuestro país, la especialización de las entidades que intervienen con población inmigrante, su mayor eficiencia, su menor coste en comparación con el de sus equivalentes en el ámbito de “lo público” y la insuficiencia de recursos públicos adecuados para llevar a cabo las actuaciones precisas ha motivado que las entidades del Tercer Sector Migratorio, TSM, sean percibidas por el gobierno o los gobiernos como colaboradoras en su política migratoria. Se erigen así en agentes principales para desarrollar actuaciones destinadas a los inmigrantes, bien a través de la delegación de funciones, bien a través de subvenciones.
Este hecho, aunque supone para muchas de las entidades una garantía de financiación y por ende de estabilidad, puede representar una amenaza para su libertad de actuación y para sus principios, así como poner en riesgo la posibilidad de alcanzar los objetivos para los que fue constituida. Es por ello que muchas de estas entidades están diversificando sus ámbitos de actuación y sus fuentes de financiación, apoyándose más en la financiación privada o particular. Por ejemplo, en la Fundación  Vicente Ferrer, una de las más y mejor establecidas, la cuota de financiación privada supera el 90%.

Pero las entidades del TSM no sólo intervienen en el plano de la implementación de las políticas migratorias. También lo hacen en el espacio de gestación de las mismas intentando influir en los gobiernos y grupos de poder a través de su intervención en la vida pública.
De esta manera, los inmigrantes acaban siendo, aunque sea de modo indirecto, o muy indirecto, protagonistas de las decisiones que se les aplican.
También existe la visión pesimista o negativa, que niega esa influencia en las políticas estatales, y aprecia la colaboración gobierno- Tercer Sector Migratorio como una forma de control y una manipulación de la opinión.

Dentro de las entidades del TSM, revisten especial interés las asociaciones de inmigrantes y las asociaciones “pro” inmigrantes, en las que focalizaremos nuestra atención:

Entidades “de” inmigrantes

Se comprende bajo este epígrafe a todas aquellas entidades voluntarias constituidas y gestionadas mayoritariamente por personas inmigradas de un determinado colectivo que realizan actividades dirigidas al mismo, a otros colectivos de inmigrantes y también a la población española. Hay en torno a 500 entidades, la mayoría de ellas concentradas en torno a las ciudades con más población inmigrante. Su llegada e implantación coincide, evidentemente, con la llegada de grandes colectivos nacionales a los que representan. Por ejemplo, ATIME; de marroquíes, VOMADE; dominicanos; ARIPERÜ, peruanos; Águila Blanca, de polacos; Rumiñahui, de ecuatorianos; Acobe, de bolivianos; o Balkan, para los inmigrados de nacionalidad búlgara.
Suelen tener dificultades de financiación, por carecer de sistema fiable de cuotas, y por optar más a subvenciones locales o de Cajas de Ahorro y Obras Sociales que de los mismos gobiernos.

Entidades pro-inmigrantes

Se entienden por tales las constituidas a iniciativa de personas pertenecientes a la “sociedad receptora” sin perjuicio de que puedan integrarse en su estructura, en sus cuadros directivos y personal, personas inmigrantes. Hay modalidades de entidades pro-inmigrantes según su orientación:
• Entidades cuya misión específica y propia es la intervención con población inmigrante y/o refugiada y el trabajo de gestión de la diversidad cultural. Caso de CEAR (Comisión española de Ayuda al Refugiado), ACOGE  (Red Acoge y Andalucía Acoge), ACCEM (Asociación Comisión Católica de Migración) o CEPAIM (Consorcio de entidades Para la Acción Integral con inmigrantes) entre otras.
• Asociaciones “generalistas” que abordan la intervención social con inmigrantes como una actividad más dentro de una intervención más amplia que agrupa otros ámbitos y otros colectivos. Sería el caso de Cruz Roja o Cáritas Española (ambas denominadas “entidades singulares”) pero también el de MPDL (Movimiento por la Paz, el desarme y la Libertad), La Federación de Mujeres Progresistas o Asociación Pro-Derechos Humanos de Andalucía entre otras.
 Característico de las entidades “pro inmigrantes” es que, al igual que sucede con las “de inmigrantes” su evolución en número y la mayor complejidad en las estructuras de algunas de ellas ha estado determinada por los siguientes factores:
a) La sucesión de los flujos migratorios y el aumento del número de inmigrantes llegados a España.
b) El último gran proceso de descentralización administrativa acontecido en nuestro país desde comienzos de los años 2000.
c) La diversidad normativa existente.
d) la diversidad de fuentes financiadoras de proyectos de atención a la población inmigrante.

La inmigración en Sevilla 

Centro de Acogida Temporal para Inmigrantes

El CATI, es un centro de acogida y alojamiento para los refugiados. Los refugiados son un colectivo dentro de los inmigrantes que huyen de su país por problemas políticos, conflictos bélicos, etc. Además de servir de lugar de acogida, este centro se encarga de reintegrarlos en la sociedad, dotándolos de unos conocimientos que le puedan servir a los refugiados para conseguir trabajo en nuestro país.
El centro no posee ninguna bolsa de trabajo, solo da las habilidades necesarias para conseguirlo. Se encuentra abierto desde el año 1994, forma parte de una red de cuatro centros en toda España. Dos de ellos en Madrid, otro en Valencia y el de Sevilla. Están coordinados entre sí por una oficina central y poseen una capacidad total de unos 500 alojamientos, el de la provincia de Sevilla puede albergar hasta un total de 120 refugiados. Posee un comedor propio, sala de español, salas de uso común, administración,… En estos momentos el número es de 107, pero cambia diariamente. A lo largo del mes se producen una media de 20 entradas y 20 salidas.
El tiempo medio de estancia  de un inmigrante es de unos seis meses (posible prorrogación hasta 1 año), en los que se consigue integrarlos en los distintos hábitos sociales. La situación por la que pasa este colectivo es un fiel reflejo de la situación por la que pasa el propio país. La falta de recursos no permite ayudarlos todo lo necesario. La única financiación al ser un centro público depende de una partida de los Presupuestos Generales del Estado, no pueden realizar una autofinanciación fuera de estos gastos. Los medios de comunicación en la actualidad no son neutros, cada medio ofrece una imagen de este colectivo. En muchos casos puede dañar esta imagen que den al grueso de inmigrantes que se encuentra en nuestro país. Al centro asisten muy pocos medios de comunicación, y desde allí se da una imagen objetiva que evite malos entendidos con los refugiados.
Tras el paso por el centro pueden ocurrir varias cosas con estas personas. Se da el caso que muchos de ellos ponen en práctica los conocimientos adquiridos allí y consiguen encontrar trabajo, y seguir con su vida normalmente. También puede ocurrir que a las personas que se le deniegue su estancia en el país deba ser deportado a sus lugares de origen. Otro sector se queda en España de manera irregular a pesar de no encontrarse de manera legal en el territorio español. Por último, también están los refugiados que van a otros países europeos en busca de trabajo.
Al ser un centro de pequeñas dimensiones se conoce la situación de la mayoría de  los alojados, y como nos cuenta Cristian como norma general se mudan a barrios de la ciudad donde consiguen una perfecta integración y un acomodo para estas familias.

Cruz Roja Sevilla

Los proyectos de Cruz Roja se hacen a nivel nacional, pero cada provincia tiene unos cometidos dependiendo de su situación geográfica. En el tema de costas las principales provincias son Málaga y Granada. Cruz Roja en Sevilla fomenta la integración social de las personas inmigrantes. Desde que se inicio este proyecto hasta la actualidad ha sufrido muchos cambios, ya que este tipo de trabajos son muy fluctuantes. Desde los años 80 se encuentra la sección inmigración en Cruz Roja Sevilla. Desde esta organización ven a los inmigrantes como un colectivo que se encuentra en situación especial de vulnerabilidad.
La situación de los inmigrantes en nuestra ciudad es muy similar a la de cualquier ciudadano español, son afectados por la crisis y la falta de empleo también los incumbe. A pesar de ello tienen diferentes aspectos que la diferencian a nivel administrativo. Un español con su DNI no se ve limitado a nada, sin embargo, un extranjero se debe mirar en qué situación se encuentra en nuestro país (en situación de irregularidad, con un visado para trabajo, con un visado únicamente de turista,…). En el caso de Andalucía, las coberturas básicas se encuentran cubiertas para todos. Estas incluyen la sanidad y la educación (enseñanza obligatoria). Pero otros tipos de servicios de carácter primario no son cubiertos en contraposición a los nacionales.
El 80% de los inmigrantes que llegan a nuestro país vienen por aire, a través de los vuelos que comunican a España con toda la geografía mundial. Vienen con visados de turista, que le permite estar en España tres meses. Según la ley de extranjería, una persona que lleve en España un total de tres años de forma irregular debe presentar una documentación para legalizar su situación. La Cruz Roja tiene un servicio jurídico que asesora a los inmigrantes, pero se posicionan neutralmente y ante la de denegación de los papeles a un inmigrante no puede hacer nada. Solo guiarlos para presentar los diferentes recursos. También cuenta con especialistas para traducir documentos que necesiten los afectados para regular su situación.
El grueso de inmigrantes que están censados en Sevilla, vienen principalmente de Marruecos, Bolivia y China. Cruz Roja en Melilla ofrece una ayuda sanitaria a los inmigrantes que saltan la valla o vienen en pateras en situaciones infrahumanas. Ayudan al colectivo desde un punto de vista humanitario. Además de la correspondiente ayuda jurídica de la que hemos hablado con anterioridad.
El rescate a una embarcación
La inmigración en España se hace notar en la década de los “90”, y supone una gran importancia demográfica y económica. Después de décadas siendo unos de los principales países emisores de emigrantes da un giro de 180º, al que administraciones y sociedad deben adaptarse. Todos hemos escuchado día tras día en los medios de comunicación noticias acerca de embarcaciones de inmigrantes africanos que llegan a nuestras costas, pero  lo que para los españoles es un simple fenómeno para los protagonistas de la historia es mucho más. Europa, y en este caso España, encarna los sueños y esperanzas de muchos africanos que finalmente deciden cruzar la orilla en busca de trabajo, justicia, buenas condiciones de vida, paz… Cruz Roja, Guardia Civil, y Salvamento Marítimo, son algunos de los cuerpos encargados del rescate, trámite y ayuda de estas personas cuando intentan cruzar el Estrecho de Gibraltar. Los habitantes de las localidades receptoras de los llamados cayucos viven este fenómeno de una manera especial, al sentir de cerca la tristeza y la desgracia de sus “vecinos de enfrente”.  
Detrás del proceso frío que podemos ver por televisión hay todo un trabajo bien estructurado y marcado por las fuerzas de seguridad del estado entorno a todos los sucesos relacionados con la inmigración. Franc Arques, guardia civil de profesión, nos contaba cómo, y en qué consistía su trabajo. Las embarcaciones de inmigrantes suelen ser localizadas por el SIVE (Servicio Integral de Vigilancia del Estrecho), el cual se encarga de efectuar la distribución de las diferentes patrullas tanto de tierra, marítimas y aéreas, así como, avisar a Cruz Roja y Salvamar al objeto de asistir a los mismos. Dentro del cuerpo de la Guardia Civil, existen un equipo  llamado EDATI (Equipo de Atención al Inmigrante), cuya misión fundamental es la de informar y asesorar a éstos. En el caso de localización de Inmigrantes irregulares, es decir, aquellos que no tienen autorización para permanecer en el país, se procede a la interceptación de los mismos y posterior entrega a los equipos de Extranjería del Cuerpo Nacional de Policía, que son los encargados de proceder a la apertura de expedientes de expulsión de los mismos. Nos detallaba Arques, que sobre la posibilidad de los Inmigrantes de quedarse en España, es la Policía Nacional  la encargada de ese tipo de trámites. Suelen sucederse en el Estrecho de Gibraltar unas 20 o 30 activaciones al mes, pueden coincidir más de una activación en un mismo día. La llegada de embarcaciones a las costas tarifeñas, en la actualidad, es superior cuando mejora el tiempo, siendo lo más utilizado actualmente las llamadas "Toys" (las típicas barcas de plástico con las que los niños juegan en la playa), en las que suelen venir de entre 4 a 7 personas a remo, incluso a veces se coloca uno de los tripulantes a modo de motor, utilizando aletas  para propulsar la embarcación.

 El perfil del inmigrante que llega a nuestras costas suele ser  un varón de 20 a 30 años, de origen magrebí o subsahariano. Lo normal hasta hace unos años era  la llegada de pateras de entre 20 a 30 personas, aunque actualmente, se está produciendo a través embarcaciones hinchables de plástico con no menos de 4 o 5 personas. Actualmente, no existe una avalancha demasiado grande de inmigrantes, pues, hasta hace pocos años, los inmigrantes solían venir en zodiacs de unos 8 metros de largo por dos metros de ancho, en las que podían viajar hasta 80 o 90 personas. Franc Arques pertenece a la Policía Judicial de la Guardia Civil, y señala que en el caso de encontrar  inmigrantes fallecidos, se procede a efectuar un protocolo de actuación consistente en la toma de muestras genéticas, dactilares y fotográficas y realización de gestiones tendentes a la identificación de los mismos, así como la correspondiente autopsia por servicios forenses, para poder conocer la causa concreta de la muerte. Por lo general, se localizan todas las embarcaciones, ya que son los mismos inmigrantes los que avisan de su situación notificando por teléfono móvil al 112 las coordenadas que indican estos modernos teléfonos. No obstante, muchas de estas son localizadas por el citado sistema 

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