Fue el propio Jacob Zuma el que mediante vía televisiva comunicara a los sudafricanos y al resto del mundo el fallecimiento del líder negro más importante del siglo XX y de la primera década del siglo XXI.
Todos sabemos el peso que llevaba consigo el nombre de Nelson Mandela, Madiba como le conocían en su país natal, que fue capaz de ganarse la admiración de todo el planeta, pero ¿quién fue y qué consiguió realmente Mandela?
Nacido en 1918, a Nelson Mandela le tocó en suerte vivir en uno de los lugares del mundo donde más se radicalizaba el racismo entre blancos y negros, en un régimen que en 1948 llegó a institucionalizarse y que era conocido como el Apartheid.
Ante esta situación que situaba los pies de los blancos por encima de las cabezas de los negros, Mandela se convirtió en el líder de Umkhonto we Sizwe, el brazo armado del Congreso Nacional Africano (ANC), organización de referencia para todos los ciudadanos negros que veían en su figura la imagen más fortalecida para luchar por sus derechos. Al mando de éste, las protestas y las revueltas contra los abusos sufridos se contaron por decenas, hasta que tras la matanza de Sharpeville en 1960, la organización fue declarada ilegal.
Desde este momento, la formación abandonó la tradicional estrategia de protesta no violenta y se inició una incesante lucha armada. A la matanza de Sharpeville le sucedió una oleada de protestas de todo el mundo, incluida la condena de las Naciones Unidas.
Dos años más tarde, en 1962, la policía sudafricana arrestó a Nelson Mandela por sabotaje y lo condenó a muerte. Quién sabe cómo sería la historia actual si no se le hubiese cambiado la condena por cadena perpetua a causa de las presiones internacionales.
En la prisión-isla de Robben Island, pasaría Madiba 18 de los 27 años que estuvo encarcelado, aunque esto no evitaría que su figura fuera de la prisión siguiera haciéndose cada vez más grande y llegara poco a poco a convertirse en un auténtico símbolo de la lucha contra el Apartheid.
Tomó las riendas del previamente legalizado ANC y junto al entonces presidente Frederik Willem de Klerk negociaron para conseguir llevar a Sudáfrica a una democracia multirracial. Fue por esto por lo que ambas personalidades compartieron el Premio Nobel de la Paz en 1993.
El culmen de la obra de Nelson Mandela llegaría un año después. Tras la celebración de las primeras elecciones democráticas con sufragio universal de la historia del país, Mandela salió vencedor, cambiando así su condición de "peligroso opositor para el régimen" por la de presidente.
Tras su retirada en 1999, el sudafricano más importante de todos los tiempos continuó contribuyendo con nobles proyectos sociales, aportando un carisma desbordante y un respeto infinito labrado como diría su poema favorito, gracias a su alma inconquistable.
Muere la persona, pero jamás morirá el símbolo. Mucho más que un presidente, mucho más que un Premio Nobel, mucho más que un líder. Se va el hombre que consiguió dejar herido de muerte al racismo en su propia casa, donde más arraigado se encontraba. Se marcha Madiba.
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